miércoles, 2 de noviembre de 2011

De vuelta.

Tras un parón por motivos personales he vuelto al blog, ha sido una temporada de sustos y alegrías, aún recuerdo cuando casi pierdo a mi querido Peluso a causa de los cristales de estruvita, como sufrí al ver a su compañero de veterinario, Miki, un siamés de 15 años que falleció a causa de una insuficiencia renal crónica. Recuerdo la cara seria de Patricia cuando me comentó que mi gato posiblemente la padeciera, también cuando lloré como una niña pequeña al firmar los papeles para ingresarlo. Fueron unos días muy amargos, ¿que haría yo si le pasara algo a mi bebé? Mucha gente puede opinar que esté demente por querer tanto a ese siamés/tonquines, por hablarle como a otra persona más, por arroparlo cuando salgo por la mañana de casa o por sonreír cada vez que lo veo dormir. En estos escasos diecisiete años de vida mucha gente me ha fallado, como a todos, mucha gente me aplastó en el suelo, otros jugaron con mis sentimientos, pero siempre hubo dos personas apoyándome: Duncan y Peluso. Si tan solo pudiera protegerlos de todo lo haría, si tuviera que vender todo lo que tengo por darles otra oportunidad en esta vida, lo haría sin dudarlo.
También recuerdo cuando "quecho" (Duncan) tuvo un tumor en su pata y pensabamos que sería maligno, ¿como olvidar los mimos con los que vino? Todos estuvimos muy preocupados por ese grandullón de corazón enorme que, aún que con otros perros sea un malote, sería incapaz de matar una mosca.

Hoy va por vosotros, chicos. Os ganasteis un hueco en mi corazón que no es fácil de ganar. Papá, mamá, la abuela, vosotros y yo somos una familia, y sin vosotros nada sería lo mismo. Os quiero (aunque me desperteis a las 5 de la mañana).






Foto: De las primeras que saqué con mi Canon 1000D; no tiene nada en especial pero mejoraré lentamente.
Canción: Falling in love at a coffee shop - Landon Pigg




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